Ermengol, hijo de los vizcondes de Conflent, fue obispo de Urgell entre 1010 y 1035. Durante sus 25 años de pontificado, fue un gran promotor de obras eclesiásticas y civiles, como la tercera catedral de La Seu d’Urgell, la iglesia de Sant Miquel y numerosos puentes y caminos que dinamizaron el territorio. Precisamente murió al caer de un andamio durante la construcción de un puente que tenía que cruzar el Segre en tierras del Baridà, donde actualmente se alza el pueblo de Pont de Bar.
Todavía no habían pasado diez años de esa muerte singular que el obispo Ermengol ya era venerado como santo por parte de los mismos habitantes de La Seu que lo habían admirado en vida. Durante muchos años, la Feria de La Seu d’Urgell se había celebrado el día de la festividad del santo patrón, el 3 de noviembre. Recientemente, se ha trasladado al mes de octubre, pero sin perder la denominación de Fira de Sant Ermengol. En verano, durante el mes de agosto, los claustros de la catedral de La Seu d’Urgell acogen la representación del Retablo de san Ermengol, que recoge varios aspectos de la vida del obispo venerado. La obra se basa en los plafones de un antiguo retablo barroco dedicado a la vida del santo, que podemos contemplar en el interior de la catedral.
Actualmente, La Seu d’Urgell cuenta con un centro de interpretación de la vida ciudadana y de la historia de la población llamado Espai Ermengol, en honor al obispo que tanto determinó la evolución histórica de la ciudad.