El Portal viejo de Andorra es el principal vestigio que se conserva del antiguo conjunto de murallas y reductos fortificados que protegieron y rodearon La Seu d’Urgell. Es una portalada en arco apuntado, que comunica la calle de los Canonges con la calle Mayor.
La defensa se estructuraba a partir de una torre con el portal abierto en su planta baja. Cuando la construcción perdió su función militar, una vez construido un nuevo recinto amurallado exterior, la torre se readaptó para usos de residencia civil. Con la ampliación del recinto amurallado, ya adentrado el siglo XIV, el Portal de Andorra se situó en la parte alta de la calle de Capdevila, por lo cual el antiguo portal se empezó a conocer como el Portal viejo de Andorra.
En la segunda mitad del siglo XIV, el primitivo recinto medieval fue ampliado por las nuevas necesidades demográficas y bélicas. En esos momentos de la Baja Edad Media, el recinto amurallado de La Seu d’Urgell pasó a ser muy potente, con paños de muralla que cerraban la totalidad de aquello que actualmente es el centro histórico, reforzados por torres de sección cuadrangular y semicircular. Durante la Edad Moderna, la muralla se reforzaría con baluartes para poder ubicar artillería.