El Museo Diocesano de Urgell agrupa un interesantísimo conjunto artístico procedente de las diferentes parroquias del obispado de Urgell. Las piezas expuestas comprenden un período que va del siglo X al siglo XVIII.
Perfectamente representativas del arte románico son las pinturas murales de Baltarga, en la Cerdaña, y de Estaon, Isavarre y València d’Àneu, en el Pallars Sobirà, así como el Cristo de Olp o las tallas de las vírgenes de Carague, Cortscastell y Ginestarre. En este apartado cabe comentar también la bula en papiro del papa Silvestre II, del año 1001, de unos tres metros de largo.
El arte gótico tiene dos obras maestras en los retablos de Abella de la Conca, de Pere Serra, y el curioso retablo de piedra de Sant Bartomeu de Cubells. Asimismo, hay que destacar también las tumbas de los inquisidores Ponç de Planés y Bernat de Travesseres, muertos violentamente en Castellbò en el siglo XIII.
Asimismo, destaca la urna de plata de san Ermengol, que supone el punto culminante de la orfebrería barroca catalana.
Una explicación aparte merece el códex ilustrado del Beatus de La Seu d’Urgell, que para muchos es la pieza estrella del Museo Diocesano.