La existencia de molinos de harina en La Seu d’Urgell está documentada desde el siglo XII, aunque seguramente era anterior. La mayoría se dedicaban a la molienda de cereales, aunque también había de paños. La instalación de los molinos aprovechaba la extensa red de acequias que se alimentaban del agua del río Valira.
El Molino de Soldevila tiene sus orígenes a mediados del siglo XVI y responde a la iniciativa de construir, por parte de los cónsules de la ciudad, una serie de molinos que procurasen ingresos al municipio. En el año 1691 el Molino de Soldevila fue destruido y no se reconstruiría hasta el año 1726. Seguramente, los restos actuales corresponden a esa reconstrucción.